23/11/09

Mariscos Azul


Los mariscos siempre me hacen escuchar el golpear de las olas aunque me encuentre dentro de la ciudad repleta de pitos histéricos. Es como si pusiera junto a mi oído una caracola y olvidara por un momento que me encuentro acechada por vehículos y edificios y más bien sintiera la tibia compañía del mar.
Llegó el día esperado. Aquél en el que eso de “la próxima vamos a otro lado” se debía cumplir. Solicitaron mi opinión, así que sugerí sin dudarlo Mariscos Azul, donde a apenas había comido dos veces pero las suficientes como para apreciar el buen toque de la comida peruana-ecuatoriana que allí se puede comer.

Me gusta el ceviche peruano, pero me es difícil disfrutarlo por completo dado lo picante, así que opté por el ecuatoriano, un delicioso ceviche de pescado que sabía a dioses. El canguil y el maíz tostado a tiempo y tibiecitos, se sentían frescos, aún crujientes, sobretodo el canguil que suele ser algo parecido a caucho en otros lugares. Pero bueno, mi plato llegó tercero. Antes estuvieron el arroz con mariscos a la paila y la cazuela de mariscos de los otros dos comensales.

El rico olor, ya hasta me estaba haciendo escuchar el ínfimo sonido del escarbar de los cangrejitos en la arena. Un gusto único.

Los platos llegaron con las temperaturas apropiadas como para mantener el apetito hasta el final. Todos quedamos verdaderamente satisfechos. La atención estuvo bien, no hubo ninguna suerte de confusión ni omisión en los pedidos, pese a que un poquito demorada, lo cual se comprende ya que el lugar estaba casi lleno.

Nos despedíamos del mar, mientras al compás de los semáforos retornábamos a la ciudad.

Mariscos Azul está ubicado en Las Monjas y Víctor Emilio, diagonal a Génesis (Guayaquil). Un sitio pequeño y acogedor.

N.G.